El pasado 8 de junio, ocho voluntarios del Núcleo-Luz de Figueira en San Pablo, afiliada a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional,  se reunieron para el encuentro trimestral con madres y niños de la comunidad del barrio Jardim Tonato en Carapicuíba, municipio de la región metropolitana de San Pablo. En la comunidad actúan, hace algunos años, voluntarios del Sector Servicio y del Sector Salud y Cura del Núcleo-Luz, localizado en aquel municipio.

Para los niños es siempre una mañana de juegos y aprendizajes. Para las madres, muchas de ellas jóvenes madres o madres solteras, es una oportunidad de conversar y de compartir las dificultades de su día a día. En una rueda de conversaciones se plantean temas para discusión y reflexión y se receptan las cuestiones traídas por las madres, mientras que los niños se entretienen con otro grupo de voluntarios.

En aquel sábado, diez madres y veinticuatro niños asistieron al encuentro, organizado por la Pastoral del Niño. Con gracia y buen humor, el grupo pudo conversar sobre dificultades de la convivencia de las madres, incapacidad en el establecimiento deponer límites a niños y jóvenes, los desafíos de las madres que trabajan fuera y de los niños que, en ausencia de la madre, pasaron a cuidar de sus hermanos más pequeños. «Yo tenía ocho años y cuidaba a mis hermanos, que eran siete», fue uno de los diversos testimonios sobre esa cuestión.

BANCO DE SUEÑOS

Denise Mendes Gomes, terapeuta familiar, hizo algunas reflexiones: «Cuando aprendemos desde niños a cuidar de los hermanos, a veces no aprendemos nada más en la vida y necesitamos, después, de nuestros propios hijos para continuar cuidando a alguien. Pero necesitamos también otros aprendizajes, no solo el aprendizaje de cuidar, y tener otro objetivo en la vida. «Aprender un oficio, en su opinión, podría ser una meta para las jóvenes que hoy viven solamente la vida de la familia.

Estimulada por la conversación, la joven madre Roberta Conceição de Souza compartió que quiere ser médica, pero interrumpió la escuela secundaria para cuidar de su hija, hoy de dos años. Ir avanzando por etapas, como primera completar un curso de nivelación, es un camino, continúa Denise. «Y si sabemos cuáles son los sueños de los jóvenes, podemos pensar qué cursos están faltando en la comunidad y cómo hacer para llevar a los jóvenes hasta esos cursos”.

Aprender informática, encontrar un empleo para viabilizar el acceso a la facultad, y también simplificar la meta y considerar otras opciones de cursos técnicos en el área de la salud fueron algunas de las sugerencias para ayudar a Roberta a visualizar un sueño a concretar en su futuro.

ASOCIACIONES ESTRATÉGICAS

El Núcleo-Luz de Figueira en San Pablo, punto de encuentro de los ocho grupos de la Red-Luz de la región metropolitana y de los doce grupos del interior y litoral del Estado de San Pablo, viene ampliando su actuación desde 2017 en un nuevo ciclo de servicio puertas afuera de los hogares.

Las asociaciones formales e informales del Núcleo-Luz con entidades y organizaciones no gubernamentales bien estructuradas en el campo social han permitido no solo ampliar el servicio a la sociedad, sino también fortalecer y motivar aún más a los voluntarios por la renovación y ampliación de las perspectivas de acción de los grupos.

Un contacto reciente con la Asociación Kolping, que actúa globalmente y desarrolla en Brasil programas para la superación del hambre y la pobreza por medio de formación y trabajo, será valioso para indicar cursos de formación, ayudando a realizar los sueños de jóvenes como Roberta.

«Además de la formación de los jóvenes para nuevos oficios, sería importante también llevar a los niños un poco mayores, de 10 o 11 años, para conocer las redes locales que ofrecen cursos y actividades de teatro, de artes y deportes para poder ensanchar sus horizontes y enriquecer sus vidas «, sugirió la educadora María del Carmen Perrucci.

GRANDES DESAFÍOS Y PEQUEÑAS CONQUISTAS

Los desafíos también existen para las cinco voluntarias presentes de la Pastoral del Niño que, al concluir el encuentro aquel sábado, compartieron no solo su alegría por el trabajo de la mañana, sino también sus dificultades para manejarse con sus propias limitaciones en el acompañamiento de las innumerables familias atendidas por la Pastoral. «Solo por mi amor por los niños no desisto jamás», afirmó la líder de la pastoral Marlene Mendes de Oliveira .

En tiempos de pocas personas ofrecidas para el servicio, concluyó Claudia Rimini, el Sector Servicio del Núcleo-Luz es fundamental por la unión y la suma de personas y organizaciones en una misma tarea para el fortalecimiento de todos. «Sabemos que es difícil. Para todos. Pero unidos podemos ser muy fuertes”.

En aquella mañana, el sentimiento general fue de un gran paso dado. Según la terapeuta Adriana Broncher, del Sector Salud y Cura, «las madres se abrieron y participaron como hacía mucho tiempo no lo hacían, y así es como la vida de esas personas puede cambiar, con pequeñas cosas que toquen sus consciencias”.