Para cerrar este capítulo, oigamos lo que nuestro instructor Trigueirinho tiene para aclararnos sobre el tema de las epidemias  y de los sentimientos negativos, tales como el miedo, el odio y el rencor.

El poder de transmutar, de purificar y de armonizar del aceite de copaíba

Mucho antes de que los primeros colonizadores europeos desembarcaran en el continente sudamericano, grupos originarios de diferentes etnias tupí guaraníes, que allí habitaban, ya se relacionaban de forma muy especial con un noble árbol llamado copaíba, típico de una extensa región central de Sudamérica  que incluía la Región Amazónica, la del Centro-Oeste, la del Este  y la del Sur del Brasil, que se extiende hasta la Cuenca del Rio Paraná. Entre sus costumbres y principios religiosos había un ritual sagrado de purificación, en el que usaban abundante y aromática savia, el bálsamo o aceite de copaíba. que se extraía de su tronco rojizo.

Los guerreros heridos

Los guerreros al regresar de los combates eran llevados a una plaza amplia y soleada, en la cual sus cuerpos eran ungidos enteramente con ese fuerte bálsamo. Luego los acostaban sobre un tablado, a cierta distancia del suelo, armado sobre un brasero, donde ardía madera de copaíba. Su quema lenta, y sin llamas, liberaba un humo vivo, e irradiaba calor, emanaciones energéticas que envolvían los cuerpos de los heridos. Los cantos, ritmos, sonidos mántricos, danzas rituales, instrumentos de percusión, acompañaban todo el ritual.

La intención del chamán, líder religioso-ritualista-curador de esos grupos, y guía de sus ceremonias sagradas, era la de liberar a los guerreros de las vibraciones negativas y destructivas que surgen en conflictos bélicos y letales, que impregnan a fondo los cuerpos de los combatientes y luego interfieren negativamente en todo el organismo o en todo el ser.

Al final de este tratamiento mágico y efectivo

Al final de este tratamiento mágico y efectivo para aquellas consciencias abiertas, los heridos eran llevados para recibir procedimientos más específicos para cada uno, con recursos naturales que el chamán conocía y manejaba bien: extractos vegetales diversos, cataplasmas, baños en los ríos, cascadas, lagunas y torrentes; alimentos específicos, como frutas, semillas, raíces y polvos; sol y reposo, entre tantos otros.

Por detrás de todo ese ritual, se encuentra una sabiduría profunda

Por detrás de todo ese ritual, un tanto extraño y desconocido para nosotros, hoy, se encuentra una sabiduría profunda y particular del estado de consciencia de los pueblos indígenas originarios, que se perdió a lo largo de la convivencia enferma e impositora de colonizadores rudos y presuntuosos.

Los chamanes, líderes religiosos-curadores, sabían que la atmósfera psíquica densa, llena de agresividad, miedo, odio y violencia, propia de las guerras, envolvía también a los seres en combate, que se impregnaban de ella, principalmente los heridos. Hoy, se sabe que esas vibraciones densas y negativas, al penetrar en el organismo, desorganizan los procesos energéticos, fisiológicos, nerviosos y hormonales, debilitando el sistema inmunológico, guardián de la integridad del ser, de su equilibrio fisiológico, energético y sutil.

Así se crean condiciones propicias para que gérmenes oportunistas penetren en el cuerpo físico y se propaguen, causando desequilibrios e infecciones. Hoy, los recursos terapéuticos disponibles son de acción más incisiva, eliminan rápidamente la infección, pero no reorganizan el desequilibrio energético que abrió las puertas para su manifestación.

La consciencia perspicaz, reconocía la causa
energética primaria de las enfermedades y desequilibrios

La consciencia perspicaz, simple y desprovista de recursos racionales y materiales, propia de los verdaderos guías de estos pueblos originarios, reconocía la causa energética primaria de las enfermedades y desequilibrios, y actuaba conforme a ella. Los chamanes usaban entonces los recursos naturales disponibles, que conocían muy bien, frutos de un conocimiento directo, adquirido a lo largo de una profunda y reverente relación que mantenían con la Creación y los Reinos de la Naturaleza. Así, podían actuar en profundidad, de forma coherente y eficiente, simple y preventiva.

El poder curativo del bálsamo o aceite de copaíba

Por lo tanto, ya conocían el poder curativo del bálsamo o aceite de copaíba, capaz de promover la purificación profunda de los cuerpos, esencial para una cura más amplia y realmente efectiva, reconocían sus múltiples y preciosas cualidades medicinales, y sus propiedades desinfectantes y cicatrizantes.

Y todo esto, muchos siglos antes de que la Fitoterapia comience, solo ahora, a despertar para esta preciosa dádiva de la Creación, el árbol de copaíba y su amplio potencial de trasmutación, armonización y curación, para reconocer lo que la consciencia pura, sensible y penetrante de los pueblos originarios ya conocía en profundidad. Y tal vez, esa limitada visión racional y material ni llegue a aceptar, en silencio y reverencia, esta sabiduría directa, ocultamente insertada en esta sencilla e ingenua historia relatada, una pureza original que hace mucho perdimos.

¡Hay algo esencial y apremiante que aún tenemos
que rescatar de esta Consciencia Indígena originaria!

Audio Irdin: Conversas com Trigueirinho nº 515 – de 24’25 al 26’17
Audio Completo: http://www.irdin.org.br/acervo/detalhes/6152